jueves, 30 de marzo de 2017

CAMINOS HACIA EL INFRAMUNDO Y LA PRESENCIA DEL PERRO



EL INFRAMUNDO SEGÚN LA DIVINA COMEDIA, FRAY BERNARDINO DE SAHAGÚN Y EL CÓDICE VATICANO A.




La Divina Comedia                                           
Códice A       
F. B de Sahagún
1. Cruzar el río Aqueronte para llegar al primer círculo infernal
La tierra (Tlaltecuhtli)

2. Segundo Círculo
Pasadero del agua (río)  Dos cerros que chocan

3. Tercer círculo- Cancerbero  (cruel y monstruosa fiera, ladra con tres bocas a manera de perro) hay lluvia, granizo y nieve  
                                                                      
Lugar de los cerros               
Culebra que guarda el camino
4. Cuarto círculo
Lugar del cerro de obsidiana              Lugar de la lagartija verde
5. Quinto Círculo- la laguna Estigia
Lugar donde tremolan las banderas  
Cruzar ocho Páramos
6. Sexto Círculo
Lugar donde se flecha a la gente       Cruzar ocho collados
7. Séptimo Círculo- Llegar a un ribazo y al río de sangre hirviente. Hay varios recintos                          
Lugar donde son comidos los corazones
Cruzar el viento frío de navajas
8. Octavo Círculo- Agua del Flagetonte   
Lugar de la obsidina de los muertos Cruzar el río Chiconahuapan (presencia del perro)
9.Noveno Círculo- Infierno frío.           
 Hay cuatro aposentos, allí está Lucifer
Lugar sin orificio para el humo. Allí están los señores del inframundo
Mictlan.
 

 * Parte de la lista extraída del libro- LA MUERTE ENTRE LOS MEXICAS.
Eduardo Matos Moctezuma.




La Divina Comedia, Canto séptimo- el infierno. Hijo mío, ahora ves las almas de los dominados por la ira.



LA PRESENCIA DEL PERRO EN MESOAMÉRICA
En las tumbas de toda Mesoamérica se han encontrado numerosos perros.
La creencia según la cual los perros acompañaban a los difuntos hacia el inframundo ha sobrevivido hasta hoy entre los mayas. (Villa Rojas, 1985)


Como se vio anteriormente en el 1er y 3er círculo de la Divina Comedia, el perro, guardián, cruel y monstruosa fiera con actitud negativa  y la presencia del río, también se presentan en el mito del México central; aquí el río aparece como elemento fundamental a cruzar para llegar al Mictlan, pero, con la diferencia que es el perro quien  ayuda a los muertos para llegar  a este lugar, teniendo así, una actitud positiva.

Por otra parte fray Juan de Torquemada hace la comparación del agua y el perro con el concepto cristiano:
Mataban también un perro pequeño, de color bermejo, y atábanle un hilo de algodón al pescuezo, porque decían que era necesario para pasar unas aguas muy hondas, las cuales habría de pasar a nado sobre el perrillo. A este río llamaban Chicunahuapan, que quiere decir Nueve Aguas, que no es menos donosa fábula esta que la de los otros gentiles que ponían en el infierno el río Aqueronte. (Torquemada, 1977:307)

En el mundo náhuatl, el perro fue el dios Xólotl, hermano gemelo de Quetzalcóatl, que representa su contrario: oscuridad, inframundo, muerte; de ahí su forma perruna. Ambas deidades son Tlahuizcalpantecuhtli (el planeta Venus): Quetzalcóatl, la estrella de la mañana, y Xólotl, la de la tarde, que se dirige hacia el inframundo y que tuvo la función de transportar al Sol y acompañarlo en su recorrido cotidiano por el reino de la muerte, del mismo modo que el espíritu del perro común transportaba al de su amo al Mictlan (Seler, 1963).

Ya que el xoloitzcuintli, es anormal, como bien lo supieron los antiguos nahuas, Xólotl fue además dios de los gemelos, y por tanto todo lo relacionado con lo doble, como la doble mata de maíz y el molcajete, de doble extremo. Es patrón del decimoséptimo signo de los días: ollin, movimiento formado por dos bandas entrelazadas.                           
Según Sahagún, es también dios del juego de pelota, que implicaba dos contendientes, y obviamente, movimiento.
El perro tuvo varias otras significaciones: fue unos de los seres que se sacrificaban a los dioses, y su carne fue ingerida como comida ritual; no hay ningún dato que permita afirmar que el perro se comía como alimento común. Además, fue el animal que sustituyó como víctima al ser humano en algunos tipos de sacrificios. Otra significación simbólica del perro, que coincide con la de muchas otras culturas antiguas, fue la de ser el encargado de transportar el espíritu de su amo hasta el inframundo. El perro se considera un ser nocturno que conoce los caminos en la oscuridad y puede ver los espíritus; además, es el compañero inseparable del hombre, por lo que va con él hasta el más allá.                                     
 Los nahuas creían que al llegar al gran río del inframundo, el espíritu del muerto encontraba al de su perro y montaba sobre su lomo para atravesarlo.
Entre los mayas, la creencia incluso ha sobrevivido hasta hoy. El perro debe ser del propio muerto, lo que es confirmado por un rito de los antiguos lacandones, quienes ponían junto al cadáver tortillas, especialmente para los perros que mató y comió el difunto, para que no le mordieran en el inframundo. (Villa Rojas, Alfonso, 1985)
 

Perros xoloitzcuintle del Museo Regional de Antropología Carlos Pellicer Cámara. Vhsa.Tab. Méx.


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