EL INFRAMUNDO SEGÚN LA DIVINA COMEDIA, FRAY BERNARDINO DE SAHAGÚN Y EL CÓDICE VATICANO A.
La Divina Comedia
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Códice A
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F. B de Sahagún
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1. Cruzar el río Aqueronte para llegar al
primer círculo infernal
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La tierra
(Tlaltecuhtli)
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2. Segundo
Círculo
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Pasadero del agua (río) | Dos cerros que chocan |
3. Tercer círculo- Cancerbero (cruel y monstruosa fiera, ladra con tres bocas a manera de perro) hay lluvia,
granizo y nieve
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Lugar de
los cerros
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Culebra
que guarda el camino
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4. Cuarto círculo
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Lugar del cerro de obsidiana | Lugar de la lagartija verde |
5. Quinto Círculo- la laguna Estigia
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Lugar donde tremolan las banderas
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Cruzar ocho Páramos
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6. Sexto Círculo
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Lugar donde se flecha a la gente | Cruzar ocho collados |
7. Séptimo Círculo- Llegar a un ribazo y
al río de sangre hirviente. Hay varios recintos
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Lugar donde son comidos los corazones
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Cruzar el viento frío de navajas
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8. Octavo Círculo- Agua del Flagetonte
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Lugar de la obsidina de los muertos | Cruzar el río Chiconahuapan (presencia del perro) |
9.Noveno Círculo- Infierno frío.
Hay cuatro aposentos, allí está Lucifer |
Lugar sin orificio para el humo. Allí están los
señores del inframundo
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Mictlan.
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* Parte de la lista extraída del libro- LA MUERTE ENTRE LOS MEXICAS.
Eduardo Matos Moctezuma.
La Divina Comedia, Canto séptimo- el infierno. Hijo mío, ahora ves las almas de los dominados por la ira.
LA PRESENCIA DEL PERRO EN MESOAMÉRICA
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En las tumbas de toda Mesoamérica se han
encontrado numerosos perros.
La creencia según la cual los perros
acompañaban a los difuntos hacia el inframundo ha sobrevivido hasta hoy entre
los mayas. (Villa Rojas, 1985)
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Como se vio anteriormente en el 1er y 3er círculo de la Divina Comedia,
el perro, guardián, cruel y monstruosa fiera con actitud negativa y la presencia del río, también se presentan en el mito del México central; aquí el río aparece como elemento fundamental a
cruzar para llegar al Mictlan, pero, con la diferencia que es el perro
quien ayuda a los muertos para llegar a este lugar, teniendo así,
una actitud positiva.
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Por otra parte fray Juan de Torquemada hace la
comparación del agua y el perro con el concepto cristiano:
Mataban también un perro pequeño, de color
bermejo, y atábanle un hilo de algodón al pescuezo, porque decían que era
necesario para pasar unas aguas muy hondas, las cuales habría de pasar a nado
sobre el perrillo. A este río llamaban Chicunahuapan, que quiere decir Nueve
Aguas, que no es menos donosa fábula esta que la de los otros gentiles que
ponían en el infierno el río Aqueronte. (Torquemada, 1977:307)
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En el mundo náhuatl, el perro fue el dios
Xólotl, hermano gemelo de Quetzalcóatl, que representa su contrario:
oscuridad, inframundo, muerte; de ahí su forma perruna. Ambas deidades son
Tlahuizcalpantecuhtli (el planeta Venus): Quetzalcóatl, la estrella de la
mañana, y Xólotl, la de la tarde, que se dirige hacia el inframundo y que tuvo
la función de transportar al Sol y acompañarlo en su recorrido cotidiano por
el reino de la muerte, del mismo modo que el espíritu del perro común
transportaba al de su amo al Mictlan (Seler, 1963).
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Ya que el
xoloitzcuintli, es anormal, como bien lo supieron los antiguos nahuas, Xólotl
fue además dios de los gemelos, y por tanto todo lo relacionado con lo doble,
como la doble mata de maíz y el molcajete, de doble extremo. Es patrón del
decimoséptimo signo de los días: ollin,
movimiento formado por dos bandas entrelazadas.
Según Sahagún, es también dios del juego de pelota, que implicaba dos contendientes, y obviamente, movimiento.
El perro
tuvo varias otras significaciones: fue unos de los seres que se sacrificaban
a los dioses, y su carne fue ingerida como comida ritual; no hay ningún dato
que permita afirmar que el perro se comía como alimento común. Además, fue el
animal que sustituyó como víctima al ser humano en algunos tipos de
sacrificios. Otra significación simbólica del perro, que coincide con la de
muchas otras culturas antiguas, fue la de ser el encargado de transportar el
espíritu de su amo hasta el inframundo. El perro se considera un ser nocturno
que conoce los caminos en la oscuridad y puede ver los espíritus; además, es
el compañero inseparable del hombre, por lo que va con él hasta el más
allá.
Los nahuas creían que al llegar al gran río del inframundo, el espíritu del muerto encontraba al de su perro y montaba sobre su lomo para atravesarlo.
Entre los mayas, la creencia incluso ha sobrevivido hasta hoy. El perro
debe ser del propio muerto, lo que es confirmado por un rito de los antiguos
lacandones, quienes ponían junto al cadáver tortillas, especialmente para los
perros que mató y comió el difunto, para que no le mordieran en el
inframundo. (Villa Rojas, Alfonso, 1985)
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Perros xoloitzcuintle del Museo Regional de Antropología Carlos Pellicer Cámara. Vhsa.Tab. Méx.
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